El parque.
Hace 15 años


Dos años en los que Geis y su marido, ayudados por una red de colaboradores, se encargaron de suministrar víveres y atenciones, además de un escondite, a la familia judía. Hasta que los alemanes descubrieron el refugio y el consiguiente envío de todos ellos al centro de concentración polaco de Auschwitz. Ana no logró salir con vida pero su diario se hizo célebre después de que Miep Guies lo entregara a su padre Otto, que tras sobrevivir al campo de exterminio logró que se publicara en 1947. Acabó siendo traducido a más de 70 lenguas y convertido en uno de los grandes superventas de la historia.Actitud humilde«No hay nada en mí especial», había escrito Gies en un libro publicado en 1987, donde añadía: «Nunca quise especial atención. Solo hice lo que se esperaba de mí y lo que me pareció necesario en aquel momento».Nacida en Austria en el seno de una familia cristiana, fue bautizada con el nombre de Hermine Santruschitz. La escasez de comida abocó a sus padres biológicos a enviarla a Leiden, donde fue acogida por una familia que le puso el sobrenombre de Miep, por el que se le ha conocido toda su vida. De ahí, a Amsterdam.Entre los escombros Miep Gies empezó a trabajar como secretaria en una empresa textil pero perdió el empleo en 1933 a causa de la grave crisis económica. Fue en ese momento cuando se estableció el vínculo con la familia Frank, cuando el padre de Ana le dio trabajo en su fábrica. Ella también vivió las penalidades de la guerra y pudo salvarse de la deportación gracias a su matrimonio con un novio holandés, Jan, con el que tuvo un hijo, Paul, que ayer abrió un registro de condolencias en su web. El marido de Meip falleció en 1993 a los 87 años.Encontró el diario entre los escombros del habitáculo donde se escondía la familia, hecho añicos tras el asalto de las tropas alemanas. Su comportamiento, pese a la impronta de normalidad que siempre quiso imprimirle la propia Geis, ha sido reconocido por Gobiernos e instituciones.
Los cinco detenidos por el robo de la inscripción "Arbeit macht frei" del antiguo campo de concentración nazi de Auschwitz no se llevaron la última letra, según reveló hoy la policía, que hasta ahora había ocultado tal información para no entorpecer la investigación.