domingo, 22 de febrero de 2009

Para no olvidar

Entre los alambres de espino de Auschwitz-Birkenau murieron y fueron asesinadas cerca de 1.500.000 personas, de las cuales un alto porcentaje eran judías. Su lugar de procedencia era variado, venían de todos los países de Europa y hablaban una veintena de lenguas. Todas estas personas tenían nombre y apellidos, padre y madre, ilusiones y proyectos. Todas tenían una cara. Todas eran inocentes. Han pasado ya más de 60 años desde que el campo fuese liberado por las tropas del ejército rojo, un espacio de tiempo suficiente como para que, en breve, desaparezcan los pocos supervivientes que quedan de aquella barbarie. El tiempo corre imparable para ellos, y cuando ya no dispongamos de memoria viva de lo que ocurrió en Auschwitz, deberemos esforzarnos por transmitir a las generaciones que vengan lo que las anteriores nos transmitieron a nosotros. En nuestras manos está. Sólo de esta forma podremos estar seguros de que algo así no vuelva a repetirse. Nunca jamás ...

1 comentario:

  1. El problema, Javi, no es solamente el paso del tiempo (que también), sino la desfachatez y la poca vergüenza de los negacionistas y los revisionistas (que un nuestro país, por desgracia, también los hay). Hay que mantener viva, ahora más que nunca, la memoria histórica: que no nos quiten el derecho a que nuestra generación y las venideras conozcan con rigurosidad lo que pasó.

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